Yo he de reclamar tu voz cuando te pierdas.
No sé cuanto de invierno viví esta primavera.
Que fallen los abismos de oscuras madrugadas.
Que pierdan las distancias de amor de un sólo pecho.
Qué importa que no quiera si al no hacerlo se desmorona el alma?
Ya basta de extender caricias deseadas.
Que sé yo del olvido si siempre te recuerdo?
Qué ha de pasar con los tiempos que se van y no volvieron?
Ya no quiero más de este elixir que me mata.
Pero quiero tener en mis labios el sabor de tu llegada.
Ya los vientos soplan fuerte frente a sensaciones inertes.
Frágil se encuentra el odio al lado de la muerte.